Derroteros del alba. Acecho


Qué hermosa eres, Diablo, como un ángel sin sexo
 pero más despiadada.
Gilberto Owen

I
Esta brisa cubre de fragancias viejas
la tarde de madera.
Es un ámbar terso
que se mece con mis piernas,
un fugaz relámpago que fluye, citadino,
sobre los resabios de un río negro y aturdido.

Este viento sin alas

trae demonios azulestempting

y ángeles que se tocan los senos
y qué más da tener puesta la ropa
si apenas preguntas mi nombre.

II
La carne que ya está fresca
siempre emana de tu vientre
El diablo se acerca
musita unos versos místicos
y disipa las plegarias.

Se va acercando el diablo
—papalote en tus manos maternas—
finge un vuelo de mariposa,
lame el cuello, lo destroza,
y se lleva casi silente
los escombros de mi sombra
que al fango regresan siempre.

III

Y estoy aquí arropado y en silencio buscándote al
fondo del cajón.
Y estoy aquí fumándome un cigarro
y contándole los lunares a la luna.
Estoy aquí cantando corridos
gritando maldiciones
hablando las lenguas de Babel
apostando con los gatos
la sota para no perder tu aliento.

Wiertsz

Estoy aquí al borde del insomnio,

 aquí, en la esquina de tu casa,
y no puedo verte desvistiéndote todavía
las cortinas de tu ventana.

Estoy rascando el sudor por ver si sacia mi sed
una sombra líquida, llena de alcatraces.

Estoy prisionero de mis manos
atado al tintero.

 

Dónde más puedo estar
sino atento
con una jauría entera
al acecho,
¿No tienes miedo?

 

Imágenes. Andre Jacques Victor Orsel, Antoine Wiertz

Textos publicado en (2007):

POrtada

9 Comentarios

    1. Muchas gracias. Eso queremos que sean las publicaciones reflejos, bien escritos, de alguna sensación. Te invito a que disfrutes de los otros textos del blog y a que los compartas, seguro conoces a quienes les gustará como a ti

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