Con el descaro del poeta maldito que es Paul Verlaine escribió uno de los poemarios más lascivos, rítmicos y reveladores de la homosexualidad del siglo XIX.
El descaro (no debemos olvidar que son textos del Siglo XIX) es parte de ese afán de espantar al burgués, en el que se nota se regocijaba el francés, sumado a un encumbramiento del cuerpo masculino.
Con distinta métricas y tipos de rima, pero siguiendo el formato clásico de la poesía, Verlaine se solaza con las descripciones de los tipos de amantes homoeróticos, con las variantes corporales y con auténticas odas al falo y al semen. Como las que aquí reproduzco.
BALÁNIDA
I
Es un corazón pequeño,
la punta al aire:
símbolo orgulloso y dulce
del corazón más tierno.
Lágrimas derrama
corrosivas como brasas
en prolongados adioses
de flores blancas. […]
Como obispo en el coro
se muestra lleno de unción
su bendición
va del altar al coro […]
Luego, acabado el rito,
congruentemente descargado,
retorna debidamente
la capucha a su sitio [36-37]
II
Glande, punto supremo del ser
del amado.
Con temor, con alegría reciba
tu acometida
mi trasero perforado
[…]
Glande, delicia mía, yérguete, tu caricia
de cálido raso violeta
en mi mano se atavía
con un súbito penacho de leche y miel
Luego, pócima y néctar
de mi alma, ¡oh glande!,
vuelve despacio a tu prepucio, lento
como un dios a su nube.
Mi homenaje, galante y fiel,
hasta allí mismo te sigue [p.39-43]
[…]
Leche suprema, divina y fosfórica,
que hueles tan bien como el almendro,
de dobde viene una mendiga sed,
la sed de ti, chaval que me devora. (p.57)
Un grandioso libro, que incluye un poema escrito con el niño terrible Arthur Rimbaud
Paul Verlaine, 2008, Visor [Col. Amaranta. Trad. Luis Antonio de Villena]. Madrid.