I
Bailamos una danza de escorpiones,
las hojas son más largas que el tallo
y el tremor de nuestros venenos
estalla cual escarcha,
castillos de nieve.
Un umbral de mansedumbre
sosiega las espadas
las heridas
las batallas.
Destella la luna
en el vidrio del estanque
mientras trinan nuestras piernas.
II
Así, tócame, pécame.
Del colchón el Edén te suplanta.
Tu carne hace el cielo
en el que graznan parvadas de cuervos
y trillan mis huesos
las langostas de tu alcoba.
Así, extiende los muslos,
arrecife en el que buceo.
Un manantial hierve sobre el páramo.
Así, tócate la blanda corteza,
ofréceme tu ámbar.
Hay arena en el torrente
que se tuerce tras el grito
y te escabulles desde mis dedos,
te violentas tormenta de sudores.
Encalla el ímpetu, tu voz ladea
jadeas
y hasta que amanece
te quedas callada.

III
Tienes una epidemia de avispas
en el tallo de tus vértebras
mientras escalo hasta la cima
tu fuente de ballena.
Allá,
tendré baños de agua ácida,
intermitentes, termales.
Terminaré como termita
toda la hierba de tus vértebras.
Textos publicados en Derroteros del alba (Premio Internacional
de Poesía «Gilberto Owen Estrada 2006), Toluca, UAEMex, 2007
Imágenes tomadas de internet: Wikicommons, A. Bernardine, Jacques Henri Lartigue, A.
Me han encantado las comparativas, muy acertadas y bonitas…
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Gracias, no me vas a creer pero me aventé una investigación de esas vida sexual de los insectos que se parece a la nuestra (simbólicamente hablando)
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