Qué hermosa eres, Diablo, como un ángel sin sexo
pero más despiadada.
Gilberto Owen
Esta brisa cubre de fragancias viejas
la tarde de madera.
Es un ámbar terso
que se mece con mis piernas,
un fugaz relámpago que fluye, citadino,
sobre los resabios de un río negro y aturdido.

Este viento sin alas
trae demonios azules
y ángeles que se tocan los senos
y qué más da tener puesta la ropa
si apenas preguntas mi nombre.

Poema publicado en Derroteros del alba (Toluca: UAEMéx, 2007, ganador del Premio Internacional de Poesía Gilberto Owen Estrada, de la Universidad Autónoma del Estado de México)