Bocina de supermercado:
¡Departamento de carnes, tenemos un cadáver perdido, favor de pasar a recogerlo, departamento de carnes!
En el Ministerio Público
Disculpe, se nos perdió el cadáver, pero sí era él se lo juro, mire, ahí en el papelito dice que sí, es más, véalo, lo reconoce…, nosotros también, sí, aquí, justo en el fondo del espejo…
En el mercado
Llévelo, llévelo, barato: ¡rompecabezas de cadáver para que se entretenga antes del cambio de administración!
Pregunte por las ofertas
En la funeraria
Le estaba acicalando para que reluciera su porte, esa imagen de hombre de agallas, nomás me voltee para encender un cigarro y …puf… Se esfumó
En el cementerio
¡Se los juro que lo enterramos ayer!, pero hoy que lo quisimos exhumar…, ya no estaba ahí, ni el polvo dejó en su tumba
Llamada inesperada
Les dije que no era yo, que se estaban equivocando, pero aun así confundieron mi polvo con pólvora. Pellízcame les dije, esto no es una pesadilla
Parafilia
¡Ven a mi cama!, ¡quiero probarte el tuétano, roerte los huesos!, ¡anda, quiero penetrar y ser penetrad@ por la muerte!
After
Si alguna vez lo vez por la calle, tiene la misma expresión tuya cuando despiertas con resaca
Materna
¡Hijo mío, te veo muy pálido, pues en qué caminos andas!
Colofón: “Mas no te asustes flaca, siempre se me pasa, es solo la intuición de mi destino” (Fito Paez)
Estos cuentos están inspirados en dos hechos reales: 1) Heriberto Lazcano, ‘El Lazca‘, fue abatido por el Ejército de México. Su cuerpo desapareció horas después de una funeraria de Coahuila (octubre de 2012). Dos días después, 2) en Río de Janeiro, Gilberto Araujo, un lavador de coches de 41 años, entró a su propio velorio en Alagoinhas, Brasil. Lo habían confundido.
Imágenes: El Bosco