el rumor del incendio se te agolpaba

así de pronto sin avisar
sentada mientras contestabas estúpidas llamadas
te efervecía la piel amordazada por el polvo
o cuando al volante bajo el fuete solar
tus piernas se sacudían el salitre de la oficina
o al abrir la puerta dibujabas mi rostro
en el del viento vagabundo de la tarde
cuyo frío erizaba el terciopelo de tus íntimos oleajes
el rumor del incendio
te crepita todavía durante el sueño
cuando angustiada recuerdas
así de pronto
el lugar junto a la cama
donde olvidaste tus ropas
en una casa ajena
publicado originalmente en La Colmena 73, enero-marzo, 2012