Plumas novísimas


Este año me dio gusto leer a distintos autores nuevos de Toluca. Me refiero específicamente a aquellos artefactos literarios que vieron luz impresa entre fines de 2019 y 2020. Seguramente hay muchos proyectos que salieron publicados en las redes sociales que no alcancé en mi pequeño radar. Seguramente, insisto, también hay muchas más cosas que no se fijan en ese canónico objeto cultural y de devoción social, intelectual, cultural, académico, farandulero como sólo él, categórico y falible: el libro. Pero ese no es el tema de este texto sino presentarles (o dialogar sobre ellos si ya los conocen), en orden cronólogico de mi acercamiento a ellos. Hablar de libros es siempre vivificarlos, ponerlos en la boca de los demás, abrirles la puerta de la curiosidad. Nada más triste que un librero lleno de polvo y con los libros dormidos

Editorial: Universidad Autónoma del Estado de México

Consuelo Ortega- En la piel del elefante

Este segundo poemario de Consuelo es una renovación de su escritura. El primer libro (Por favor, muérete ya… y de miel) denotaba todavía una pluma sentimental quizá un poco melodramática, con una gran valentía por revelar la temática del fracaso amoroso lésbico. Parecerá absurdo, pero a pesar de estar en pleno siglo XXI salir del closet es todavía un tabú. A pesar de ello, me tocó presenciar cómo en una lectura de Consuelo este primer poemario sirvió de catarsis para que en el público dos asistentes se revelaran, una con llanto en los ojos. La poesía, la literatura, el arte nunca dejarán de ser el medio para reflejarnos.

Con una temática totalmente distinta, En la piel del elefante es un diccionario poético sobre las enfermedades mentales desde un campo mucho más real (Consuelo es médica). El atrevimiento lírico gira en torno a entrar y salir de la bata del médico a la mente del paciente o a la de aquel con el que el paciente atiende la cita.

«»No es que caiga en crisis, la crisis me cae encima y me azota la cara contra el apagador, la pared, el espejo, mi serenidad, lo días malditos, la cara al tragaluz«

Consuelo comienza a hacerse consciente del poder de sus palabras y a tomarlas en serio no sólo para sí. Y también empieza a romperse para reconstruirse, literariamente hablando, con mucho fortuna.

Hay unos ojos que se parecen a los ojos ciegos de Dios que me miran desde el marco de la puerta o talvez son mis fantasmas consus atavío llamado «alucinación»

Alex Haro Díaz – Quimeras bajo la cama

Ediciones de Autor

Con una intención confesa por elegir el suspenso (a veces cerca del thriller, muchas otras en pos del terror), pero sobre todo con la conciencia de enfocarse en la efectividad y la fluidez, Alex Haro tiene en Quimeras bajo la cama un buen debut literario en una editorial (Ediciones de autor) que brega con trabajo por hacerse un espacio más grande.

A Alex no le tiembla la pluma en mostrar la violencia doméstica, incluso la crueldad descarnada, quizá muy cerca de aquello denominado la banalidad del mal. Sin embargo, es cierto que dentro del panorama literario la maestría de escritoras como Mariana Enríquez o Mónica Ojeda (por poner dos ejemplos recientísimos) ponen la vara muy alta para el terror y la violencia. Hacía esa excelencia deberá apuntar Alex y a abrir su propio camino a fuerza de quitar las breñas del sendero que es aceitar y perfeccionar toda la maquinaria narrativa que muestra en este su primer libro.

... un sobresalto lo despierta, justo cuando Jorge, con su mano alzada y armada con elhacha, deja caer su filo penetrante sobre el cráneo…

En un país con los índices de violencia como el nuestro (homicidio, feminicidio, violencia doméstica), el terror parece que está mucho más cerca de la realidad que de las supersticiones, el misticismo o la bestialidad suprahumana, lo cual puede convertirse en un buena bisagra para más historias.

Adrián Alcántara – Inapelable

Editorial: Universidad Autónoma del Estado de México

Había leído a Adrián en un pliego de poesía de la revista La Colmena, con la alegría de reconocer un poeta inteligente, atrevido y sin faramallas. Después pude leer Inapelable y no me queda duda que la pluma de Adrián decanta perfectamente sus lecciones escriturales, lectoras e intelectuales.

Dios tuvo la idea de una Gran dibujo
Era un dibujo perfect

Se notan los guiños a Borges, a Cortázar, a Bolaño y a Salvador Elizondo. Adrián los sacudió, los volteó y los transformó en un hilo de dorado entre las tramas que entreteje en Inapelable. Además, tiene una maquinaria de frases acertadas y pulidas que fungen como poleas para arrastrar al lector hacia esa intuición de que algo está pasando, esa «inminencia de una revelación» que no sucede (como diría el mismo Borges) y que es en sí mismo el hecho estético.

Saber es terrible. Es un infierno. Te lo advierto, Aurora, mi cielo, nunca intentes saber. El saber es una biblioteca infinita llena de libros que no tienen principio ni fin. Encerrarme aquí me sirvió para averiguar dos cosas. Uno: la literatura es peligrosísima.

De pronto uno se encuentra con esbozos místicos sobre la soledad que emergen con naturalidad. Como si lo que se narra fuera un umbral entre abierto por donde podemos ver otra cosa. Las historias que se cuentan y se unen y se separan y se vuelven a unir en Inapelable se parecen mucho a los cuadro de Escher, razón por la cual, además de evitarles el spoiler porque este es un libro que deben leer, no resumo en esta mini reseña. Pero sí les digo que este es un libro brillante.

A manera de resumen, y a pesar de este año terrible, de la poca producción que el ámbito editorial y literario independiente (por razones prioritariamente económicas), al igual que la de las instituciones oficiales, en Toluca sigue existiendo buena literatura que merece mucha más atención.

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