Caracolas


La caracola se puso a hablar en medio de dos espejos, hasta que las palabras perdieron significado

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Nadie lo sabía pero la caracola tenía un mar bajo la manga

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Hay caracolas que le dicen al mar: esta boca es mía

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La caracola se pone siniestra, cuando, en vez de repetir el sonido de las olas, evoca la inminencia del tsunami

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Esas ocasiones la caracola es acusada de terrorista por el gobieno: anuncia catástrofes

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Como a Casandra en los tiempos de Troya, la caracola terminó por ser ignorada

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En los afluentes del Mississipi desembocó la caracola. Un esclavo agobiado la hizo armónica. Tenía razón: es azul por dentro.

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Si embona en el nudillo, la caracola es arma de dos filos: surtidora de malvas perlas

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El flautista dejó Hamelin con un ejército de ratas. Ahora, con caracolas en alta mar, tiene uno de delfines

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En un altar del Vaticano esconden la caracola con las perlas de la Virgen

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Una caracola es una cara loca, una laca roca, una clara coa, un coral acá, una rala oca que croa, una cloaca, cocoa, ala

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Fragmentos del capítulo «La caracolas», publicados originarlmente en twitter como tuiteratura, recopilados después en el libro Eco de un ave que estalla, Diablura Ediciones: Toluca, 2020

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